El Yaguareté, conocido científicamente como Panthera onca, es el felino más grande de América y una de las especies silvestres más importantes de Argentina. Este majestuoso animal, cuyo nombre en guaraní significa "la verdadera fiera", es reconocido por su robustez, su enorme cabeza y su potente estructura mandibular. Su cuerpo compacto puede llegar a superar los dos metros de longitud, incluyendo la cola, y su peso varía entre 60 kg en las hembras y 80 kg en los machos. Su pelaje naranja con manchas negras contrasta con la tonalidad amarilla-verdosa de sus imponentes ojos. Es un animal muy versátil. Es capaz de caminar durante largas horas y recorrer muchos kilómetros, además de ser un nadador excepcional. Su dieta es variada, consumiendo desde hierbas hasta otros mamíferos como el tapir y el venado, así como peces, vertebrados y aves que estén a su alcance.

Sin embargo, la situación del Yaguareté en Argentina es alarmante. Se encuentra en peligro crítico de extinción, con menos de 250 adultos en todo el país, divididos en tres poblaciones distintas: Yungas de Salta y Jujuy, Región Chaqueña y porciones de la Selva Misionera. La caza furtiva y la destrucción de su hábitat natural han provocado que el felino pierda más del 95% de su área de distribución histórica. Existen varias iniciativas en marcha para conservar al Yaguareté. El Proyecto Yaguareté, por ejemplo, está llevando a cabo acciones para su preservación, diseñando estrategias de conservación de su hábitat, realizando actividades de rescate y generando conciencia y compromiso entre la población local. Además, 14 países de América Latina se han unido para la conservación del Yaguareté.

El Yaguareté, Panthera onca, es una especie que ha demostrado una notable capacidad de reproducción tanto en su hábitat natural como en cautiverio por eso es inexplicable que este en peligro de extinción. En la naturaleza, no tiene una época fija para criar, aunque algunos estudios indican una tendencia más hacia la primavera en zonas de condiciones climáticas más extremas, mientras que en áreas tropicales se reproduce en cualquier época del año. Tras un período de gestación de 90 a 110 días, la hembra da a luz a dos o tres cachorros, que pesan entre 600 y 900 gramos y mantienen los ojos cerrados hasta las dos semanas de vida. Aproximadamente a los dos años de edad, la madre los abandona para que comiencen una vida independiente.



En cuanto a las áreas protegidas para la conservación del Yaguareté, Argentina cuenta con un Plan de Conservación por cada ecorregión donde habita la especie y un Plan Nacional que los articula. Existen tres poblaciones de Yaguareté en el país: una en la ecorregión de Yungas (que involucra Jujuy y Salta), otra en el Chaco (Salta, Formosa, Chaco y Santiago del Estero) y otra en la Selva Paranaense (Misiones). En cada una de estas áreas, se están implementando estrategias específicas para la protección de esta especie en peligro crítico.

En Argentina, se ha llevado a cabo un proyecto de reintroducción del Yaguareté en la provincia de Corrientes, específicamente en el Parque Nacional Iberá. Tras más de 70 años de ausencia, el Yaguareté volvió a formar parte del hábitat natural de la provincia de Corrientes, tras la liberación de varios ejemplares. Aunque la situación del Yaguareté en Argentina es complicada, hay algunas señales de esperanza. Según un informe de 2023, la población de Yaguaretés en la selva misionera se ha mantenido estable durante los últimos seis años con alrededor de 90 a 100 animales adultos. Sin embargo, la población de Yaguaretés dejó de crecer, aun habiendo hábitat suficiente para más animales. El Yaguareté, como depredador superior, juega un papel crucial en el mantenimiento del equilibrio ecológico de su hábitat. Su presencia regula las poblaciones de especies de presas, lo que a su vez influye en la vegetación y en otros niveles de la cadena alimentaria. La extinción del Yaguareté podría desencadenar un efecto cascada en el ecosistema, alterando la biodiversidad y la salud general del entorno.



Pero no olvidar.

  Porque, si los Yaguaretés desaparecen, las poblaciones de sus presas, como los venados y los tapires, podrían aumentar sin control. Esto podría llevar a la sobreexplotación de la vegetación, afectando a otras especies que también dependen de ella. Además, la ausencia de este gran felino podría abrir la puerta a otras especies invasoras o competitivas, alterando aún más el equilibrio ecológico. La perdida del Yaguareté podría tener consecuencias imprevistas y de largo alcance para la biodiversidad y la salud de los ecosistemas en los que habita.

 Es necesario tomar medidas urgentes para proteger a esta especie y preservar la biodiversidad de nuestro planeta. El Yaguareté es una especie emblemática que forma parte del patrimonio natural y cultural de Argentina. Su conservación es fundamental para mantener el equilibrio ecológico y la riqueza de nuestra biodiversidad, es importante recordar que la conservación de esta majestuosa especie también depende de la educación y la concienciación del público, así como de la aplicación efectiva de las leyes de protección.